¿Cómo ayudar a los niños a enfrentar el divorcio?
Una de las razones por las que se retrasa la separación de una
pareja fracasada son los niños. Indudablemente, un divorcio afecta a
los hijos, pero a veces mucho menos de lo que se piensa y desde
luego, es mucho peor para los pequeños presenciar las riñas de sus
padres.
El divorcio es una situación
dolorosa y difícil de asumir para padres e hijos. A veces los
adultos, absortos en sus conflictos, no dimensionan el impacto que
la separación tiene en los niños.
Ellos necesitan una respuesta
verdadera y apropiada a su desarrollo, inquietudes y preguntas, por
lo que hay que hablarles con palabras sencillas.
Según un reciente estudio, más de la mitad de las parejas que se han
casado en la década de los noventa verán fracasar sus matrimonios y
deberán sufrir la separación.
Si es verdad, como parece, que el número de divorcios aumenta, es
evidente que también se ven involucrados en ellos un mayor número de
niños. Y esa suele ser la primera preocupación para la pareja que
decide romper su unión:
¿Qué pasa con los hijos?
Debo ocultarle a mi hijo/a que nos estamos separando?
Muchas veces al niño/a no se le dice nada porque se cree no
comprende. Ante esto el niño, de acuerdo a su fantasía, a los
comentarios que oye, a las circunstancias que vive, a sus deseos,
construye sus propias explicaciones respecto al tema. El riesgo de
esto es que su producción dé cuenta de una realidad distorsionada y,
a corto o largo plazo lo afecte, tanto a sí mismo como a su relación
con los otros.
Las "mentiritas piadosas" que tan frecuentemente se dicen, como por
ejemplo: "papá está de viaje", o "llegó cuando te habías dormido y
se fue antes de que tú te levantaras", pueden engañar y proteger por
poco tiempo. Tal vez luego, en el momento de decir la verdad, ese
argumento pueda ser tanto o más nocivo que la realidad misma.
¿Cómo le digo a mi hijo que nos vamos a separar?
Ponga al tanto al niño de lo que
sucede, utilizando palabras sencillas, con explicaciones cortas, sin
culpabilizar a nadie, tratando de preservar su bienestar emocional.
Es imprescindible aclararle al hijo que él no es responsable de que
papá y mamá se separen y que ya no vivan en la misma casa. Deje en
claro que la decisión de separarse es exclusivamente de los padres,
que el papá y la mamá ya no pueden vivir juntos, pero van a seguir
siendo el papá y la mamá y podrán disponer de ellos en todos los
aspectos que precise.
Evite prometer que todo seguirá igual, ya que inevitablemente la
forma de vida cambiará y el no cumplimiento de lo prometido les
generará inseguridad. Aclare los cambios que el/la niño/a va a
experimentar teniendo en cuenta su necesidad de sentirse seguros:
"Tú vas a seguir viviendo aquí siempre o por un cierto período, el
papá va a venir a visitarte, la mamá seguirá cuidándote, seguirás en
el mismo colegio".
Reorganización de los roles
Sin duda que el divorcio o las
separaciones son un tiempo de dolor donde es necesario reorganizar
los roles familiares y realizar un fuerte ajuste personal para poder
seguir funcionando.
Es indispensable entender que el divorcio es un proceso en que no
terminan las relaciones familiares, sino que se modifican las de
pareja, y que los vínculos afectivos con los niños deben permanecer.
Se
separan como pareja, los padres siguen
Es deseable que ambos padres mantengan fuertes vínculos con el
pequeño, aunque el resentimiento entre la pareja sea muy grande. Los
padres dejan de ser cónyuges, pero nunca padres. En las parejas en
que prima el amor a los hijos por sobre los resentimientos
personales se logra una buena relación parental, es decir, ambos
continúan preocupados del niño y tienen una actitud de facilitar al
otro su paternidad o maternidad, porque saben que el niño los
necesita. Entre los padres hay una actitud de cooperación y no de
competencia.
De esta manera intentan negociar los desacuerdos pensando en el niño
más que en sus derechos o beneficios. Y, por supuesto, evitan al
pequeño el costo emocional de presenciar una pelea.
Fin a las peleas y a los gritos
La única ventaja que puede tener un
niño con la separación de sus padres es no tener que presenciar las
peleas, pero si siguen peleando el niño estará expuesto a una enorme
cantidad de ansiedad.
Es perfectamente comprensible que tenga rabia y frustración con tu
ex pareja, pero recuerde que la salud mental de sus hijos es más
importante, por lo cual debe poner freno y elaborar sus conflictos.
Hacer catarsis con amistades y familiares, pelear si quiere, pero no
con el niño presente.
No
descalificar al padre o madre
Las descalificaciones del ex
cónyuge constituye otro error frecuente. Por el amor que le tiene a
su hijo, tener cuidado con lo que dice, tratar de no decir todo lo
que piensa o siente, aunque sea verdad, porque puede ser muy
destructivo no sólo para la relación con el otro padre, sino para el
desarrollo del ?yo? de su hijo, que en esta edad está en plena
formación y, aunque le cueste creerlo, puede ser destructivo para la
relación del niño consigo mismo.
Si puede recibir ayuda, mucho
mejor
Cuando las
dificultades son muchas, a veces es bueno conversar con expertos en
mediación para el divorcio, a fin de buscar acuerdos que favorezcan
al niño.
Reiniciar una nueva pareja
Con relación a la
inclusión de parejas nuevas en la vida del niño, hay que ser siempre
cauteloso, especialmente durante el primer año de separación. Los
niños viven mal y con muchos celos las nuevas parejas de los padres.
Es posible que esté muy contento(a) por esta nueva relación, pero el
niño no tiene por qué querer a su nueva pareja de inmediato y es
normal que le tenga rabia. Dale un tiempo para elaborar la situación
de separación y date un tiempo para estar seguro(a) que la nueva
relación amorosa es definitiva. Sólo entonces preséntele su nueva
pareja. Analice antes de tomar una decisión cómo es la relación de
su nueva pareja con el pequeño. Estas precauciones hacen más fácil
la aceptación de la otra persona por el niño y favorece el vínculo
posterior. Los apresuramientos y las imposiciones sólo consiguen el
rechazo. Darse tiempo y espacio para estar a solas con su hijo,
escúchelo, juegue, hágalo sentir y saber lo mucho que lo quiere y,
en lo posible, permítaselo a su otro padre.